domingo, 13 de septiembre de 2015


Leyendas de Guayaquil 


El Duende

En la década de 1920, se creía en el cuento del Tintín, un duende que tenía los pies al revés para desorientar a sus perseguidores y que obligaba a los padres de todas las jóvenes bellas de grandes ojos oscuros, que eran sus preferidas, a redoblar la guardia para que no fueran secuestradas y embarazadas por él. El pobre duende cargaba con la culpa de algún primo o enamorado audaz que burlaba la vigilancia paterna. Por eso hoy es obsoleto, ya no hay Tintín a quien culpar; no es necesario tener ojos bellos y grandes, ya que sin tapujos todas están expuestas a lo mismo.


Leyenda actual

En la actualidad se lo describe como un ser malévolo, que persigue a mujeres jóvenes, solteras o casadas en especial si son cejonas o velludas, de enorme cabellera, las seduce e hipnotiza con la intención de poseerlas sexualmente. En ocasiones, se llega a enamorar y las persigue constantemente hasta hacerla su mujer.
Se lo describe como un ser pequeño y cabezón con aspecto de duende o gnomo mágico que usa un enorme sombrero y emite un silbido ululante y lúgubre, algunos lo describen como un enano con los pies virados hacia atrás, garras y un miembro viril tan enorme que lo arrastra por los suelos. Este último aspecto es similar a la versión andina, el Chuzalongo.
En la Isla Corazón de la provincia de Manabí se lo conoce con el nombre de Felipe o Felipe el Tintín, y se cree que vive en los mangles, usa un sombrero enorme y toca melodías que enamoran a las mujeres con su guitarra, además de tener los pies volteados para desviar su rastro en las huellas del fango. En diversas partes de Manabí se lo conoce con el poder de convertirse en ave, específicamente en Pedrote o Motmot. Este ser tiene como objetivo lo material (coito) y lo divino (fecundación) sea cual fuera el lugar de donde se hable de él. (Fuente: Wikipedia





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